lunes, 23 de mayo de 2011

Sobre el Fifty - Fifty otro falso debate

FeTERA SEMANAL N° 588 23.05.11

Síntesis

En el presente material se puede constatar que:

  • El debate en torno al denominado fifty-fifty (50% para los trabajadores y 50% para los empresarios) que se entablara entre el Secretario General de la CGT y la Presidenta en el marco de la conmemoración del 1ero de Mayo, es falso en un triple sentido.

  • Es un debate falso en términos conceptuales. El patrón de acumulación vigente no se funda en la ampliación del salario y la demanda interna como variables claves de su dinámica. Por el contrario, la valorización del capital se sostiene en base a la demanda mundial y al consumo de los sectores más pudientes de la sociedad. En ese marco, es virtualmente imposible que el devenir del proceso de acumulación pueda producir por sí solo una distribución (el fifty-fifty) que es ajena a la lógica de su valorización.

  • Más aún, ha sido la ampliación de la desigualdad y no su disminución la que permitió abrir la fase de crecimiento acelerado iniciado a mediados del 2002, así como fue la ampliación de la desigualdad (y no su disminución) la que permitió salir del proceso recesivo iniciado a finales del 2008.

  • No se puede pretender alcanzar el fifty-fifty en el marco del actual patrón de acumulación sobre la base exclusiva de atender la situación de los trabajadores registrados (como puede ser el caso de los proyectos de participación de las ganancias en las grandes firmas y eliminación del mínimo no imponible). Estos proyectos de por sí aumentan la desigualdad (y no la disminuyen) al interior de los sectores populares (en tanto se amplía la distancia entre los asalariados registrados y el resto de los sectores populares) y no tienen asegurado avanzar en una mayor participación dentro de la economía, puesto que tienen que hacer frente a la resistencia empresaria (hoy expresada en el sostenido aumento de precios) que no solo esteriliza estas mejoras sino que, como lo ocurrido recientemente, puede ampliar la desigualdad.

  • Es un debate falso en términos metodológicos. Al comparar los datos de la distribución actual con los datos históricos (como por ejemplo el 50,8% de 1954 del primer peronismo ó el 46,9% de 1973 previo al Golpe Militar) se está desconociendo que estas dos series estadísticas no son directamente comparables. Las diferencias relativas a la medición del PBI (a costo de factores vs a precios básicos) y las vinculadas con la economía informal son suficientes para que el propio organismo público encargado de la confección de ambas series aclarara que no se pueden comparar ambas series.

  • Es un debate falso en términos empíricos: El 48,1% de participación de los trabajadores en el PBI no está avalado por ningún informe estadístico del INDEC. El último dato oficial, del INDEC intervenido, es del 43,6% perteneciente al año 2008.

  • Si el 48,1% fuera cierto para el año 2009, resulta que en plena crisis mundial y en el marco de una incipiente recesión interna (que hizo que se financiara con aportes de trabajadores y jubilados el nivel de actividad de las principales firmas –ejemplo, REPRO-), los trabajadores habrían alcanzado el mayor porcentaje de participación de toda la serie actual (que arranca en 1993) e incluso superarían (en la visión oficial), la participación que se evidenciaba en 1973 (del 46,9%) previo al Golpe Genocida y en el marco de una Argentina industrial, de pleno empleo y asalarización formal extendida.

  • Si en cambio, el 48,1% correspondiese al año 2010, entonces resulta que el salario promedio de la economía debería ser de $4.524 en lugar de los $2.083 que informa el INDEC; o bien que manteniendo el salario promedio existiese casi 26 millones de ocupados en lugar de los 12 millones actuales (con lo que no solo no tendríamos ni un desempleado, sino que en lugar de un boom turístico tendríamos un boom de trabajadores extranjeros en nuestro país).

  • El último dato confiable sobre la distribución funcional del ingreso es del año 2006 (obviamente previo a la burda manipulación de las estadísticas públicas). En aquel momento la participación de los asalariados era del 41,5% que suponía un aumento significativo en comparación con la caída del 34,6% del 2002, pero que aún estaba por debajo del 2001 (42,1%) y lejos del momento inicial de la serie (el 44,7% de 1993).

  • No obstante lo anterior, si se compara cada año de la distribución funcional con el momento inicial de la serie (1993) se constata que, en todos los 15 años que tiene la serie (incluido el 2007 y el 2008) se observa que la participación, tanto de los asalariados como del ingreso mixto (cuenta propistas y pequeños patrones) es menor que al del momento inicial, mientas que la participación de las ganancias empresarias es mayor. Es decir, en estos 15 años, más allá de si estamos en la Convertibilidad o en la Post-Convertibilidad, y más allá de los momentos de crecimiento ó caída del nivel de actividad, lo que ha sido una constante del funcionamiento económico es un persistente proceso de transferencia regresiva del ingreso (de los trabajadores y cuentapropistas hacia los empresarios).

  • En los 8 años de la Convertibilidad los trabajadores transfirieron un 40,2% de los ingresos que tenían en 1993, los cuentapropistas transfirieron un 36,7% y los empresarios se apropiaron de un 76,8% más de ingresos.

  • En los 7 años de la post-Convertibilidad, los trabajadores transfirieron un 41,4% de los ingresos que tenían en 1993, los cuentapropistas transfirieron un 61,6% y los empresarios se apropiaron de un 102,9% más de ingresos.

La rebelión de l@s indignad@s

FeTERA SEMANAL N° 588 23.051

Notas desde la Plaza Tahrir de Barcelona

Josep Maria Antentas
Profesor de Sociología de la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB)
Esther Vivas
Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales (CEMS) de la Universitat Pompeu Fabra (UPF)
Amb
os son autores de Resistencias Globales. De Seattle a la Crisis de Wall Street (Editorial Popular, 2009) y participantes en la acampada de Plaza Catalunya
+ info: http://esthervivas.wordpress.com/

Ya no hay dudas. El viento que ha electrizado el mundo árabe en los últimos meses, el espíritu de las protestas reiteradas en Grecia, de las luchas estudiantiles en Gran Bretaña e Italia, de las movilizaciones anti-Sarkozy en Francia ...ha llegado al Estado español.

No son estos, pues, días de business as usual. Las confortables rutinas mercantiles de nuestra “democracia de mercado” y sus rituales electorales y mediáticos se han visto abruptamente alteradas por la irrupción imprevista en la calle y el espacio público de la movilización ciudadana. Esta “rebelión de l@s indignad@s” inquieta a las élites políticas, siempre incómodas cuando la población se toma en serio la democracia...y decide empezar a practicarla por su cuenta.

Hace dos años y medio, cuando la crisis que estalló en septiembre de 2008 se rebeló de proporciones históricas, los “amos del mundo” vivieron un breve momento de pánico alarmados por la magnitud de una crisis que no habían previsto, por su falta de instrumentos teóricos para comprenderla y por el temor a una fuerte reacción social. Llegaron entonces las vacías proclamas de “refundación del capitalismo” y los falsos mea culpas que fueron evaporándose poco a poco, una vez apuntalado el sistema financiero y ante la ausencia de un estallido social.

La reacción social ha tardado en llegar. Desde el estallido de la crisis, las resistencias sociales han sido débiles. Ha habido un sesgo muy grande entre el descrédito del actual modelo económico y su traducción en acción colectiva. Varios factores lo explican, en particular, el miedo, la resignación frente la situación actual, el escepticismo respecto a los sindicatos, la ausencia de referentes políticos y sociales, y la penetración entre los asalariados de los valores individualistas y consumistas.

El estallido actual no parte, sin embargo, de cero. Años de trabajo a pequeña escala de las redes y movimientos alternativos, de iniciativas y resistencias de impacto más limitado han mantenido la llama de la contestación en este periodo difícil. El 29S abrió también una primera brecha, aunque la desmovilización posterior de las direcciones de CCOO y UGT y la impresentable firma del pacto social cerró la vía de la movilización sindical y, ahondó aún más si cabe, el descrédito y desprestigio de los sindicatos mayoritarios entre la juventud combativa y quines ahora protagonizan las acampadas.

Indignados e indignadas!

La “indignación”, tan de moda a través del panfleto de Hessel es una de las ideas-fuerza que definen las protestas en marcha. Reaparece así, bajo otra forma, el “Ya Basta!” que entonaron los zapatistas en su alzamiento del 1 de enero de 1994, entonces la primera revuelta contra el “nuevo orden mundial” proclamado por George Bush padre tras la primera guerra del Golfo, la desintegración de la URSS y la caída del muro de Berlín.

“La indignación es un comienzo. Uno se indigna, se levanta y después ya ve”, señalaba Daniel Bensaïd. Poco a poco, sin embargo, se ha ido pasando del malestar a la indignación y de ésta a la movilización. Estamos ante una verdadera “indignación movilizada”. Del terremoto de la crisis, empieza a surgir el tsunami de la movilización social.

Para luchar no sólo se requiere malestar e indignación, también hay que creer en la utilidad de la acción colectiva, en que es posible vencer y en que no todo está perdido antes de empezar. Durante años los movimientos sociales en el Estado español hemos conocido esencialmente derrotas. La falta de victorias que muestren la utilidad de la movilización social y hagan aumentar las expectativas de lo posible ha pesado como una losa en la lenta reacción inicial ante la crisis.

Precisamente ahí entra la gran contribución de las revoluciones en el mundo árabe a las protestas en curso. Muestran que la acción colectiva es útil, que “sí se puede”. De ahí que éstas, igual que la menos mediática victoria contra los banqueros y la clase política en Islandia, hayan sido un referente desde el comienzo para las y los manifestantes y activistas.

Junto con el convencimiento de que “es posible”, de que se pueden cambiar las cosas, la pérdida del miedo, en un momento de crisis y dificultades, es otro factor clave. “Sin miedo” es precisamente uno de los eslóganes que más se han sentido estos días. El miedo atenaza todavía una gran mayoría de los trabajadores y los sectores populares y éste da alas a la pasividad o a las reacciones xenófobas e insolidarias. Pero la movilización del 15M y las acampadas expanden como una mancha de aceite un poderoso antídoto para el miedo que amenaza con desmontar los esquemas a una élite dirigente al frente de un sistema cada vez más deslegitimado.
El movimiento del 15M y las acampadas tiene un importante componente generacional. Como cada vez que estalla un nuevo ciclo de luchas, emerge con fuerza una nueva generación militante, y la “juventud” como tal adquiere visibilidad y protagonismo. Si bien este componente generacional y juvenil es fundamental, y se expresa además en algunos de los movimientos organizados que han tenido visibilidad estos días como “Juventud Sin Futuro”, hay que remarcar que la protesta en curso no es un movimiento generacional. Es un movimiento de crítica al actual modelo económico y a los intentos que la crisis la paguen los trabajadores con un peso fundamental de la juventud. Precisamente el reto es que, como en tantas ocasiones, la protesta juvenil actúe como factor desencadenante y catalizador de un ciclo de luchas sociales más amplio.
El espíritu antiglobalización de vuelta

El dinamismo, la espontaneidad y el empuje de las protestas actuales son las más fuertes desde la emergencia del movimiento antiglobalización desde hace más de una década. Irrumpido internacionalmente en noviembre de 1999 en las protestas de Seattle durante la cumbre de la OMC (aunque sus antecedentes se remontan al alzamiento zapatista en Chiapas en 1994), la ola antiglobalizadora llegó rápidamente al Estado español. La consulta por la abolición de la deuda externa en marzo de 2000 (celebrada el mismo día de las elecciones generales y cuya realización fue prohibida en varias ciudades del Estado por la Junta Electoral) y la fuerte movilización para participar en la contracumbre de Praga en septiembre del 2000 en contra del BM y el FMI fueron los primeros signos de arranque, en particular en Catalunya. Pero su masificación y ampliación llegarían con las movilizaciones contra la cumbre del Banco Mundial en Barcelona en los días 22 y 24 de junio de 2001, cuyo décimo aniversario está a punto de cumplirse. Justo diez años después asistimos al nacimiento de un movimiento cuya energía, entusiasmo y fuerza colectiva no habíamos visto desde entonces. No será éste, pues, un décimo aniversario nostálgico. Todo lo contrario. Vamos a celebrarlo con el nacimiento de un nuevo movimiento.

Las asambleas estos días en Plaza Catalunya (y, sin duda, en todas las acampadas que recorren el Estado empezando por la de Sol en Madrid) nos han dado momentos impagables, de aquellos que suceden cada mucho tiempo y que marcan un antes y un después en las trayectorias biográficas de quines participan en los mismos y en la dinámica de las luchas sociales. El 15M y las acampadas son auténticas “luchas fundacionales” y síntomas claros que asistimos a un cambio de ciclo y que el viento de la rebelión sopla de nuevo. Al fin. Una verdadera “generación Tahrir” emerge, como antes lo hizo una “generación Seattle o “generación Génova”.

A medida que el impulso “antiglobalizador” fue recorriendo el planeta, siguiendo a las cumbres oficiales en Washington, Praga, Québec, Goteborg, Génova o Barcelona, miles de personas se sintieron identificadas con estas protestas y una gran diversidad de colectivos de todo el planeta tuvieron la sensación de formar parte de un mismo movimiento, del mismo “pueblo”, el “pueblo de Seattle” o de “Génova”, de compartir unos objetivos comunes y sentirse partícipes de una misma lucha.

El movimiento actual se inspira también en los referentes internacionales más recientes e importantes de luchas y de victorias. Busca situarse en la estela de movimientos tan dispares como las revoluciones en Egipto y Túnez o la victoria en Islandia, ubicando su movilización en un combate general contra el capitalismo global y la élite política servil. Dentro del propio estado español, las manifestaciones del 15M y ahora las acampadas, en un ejemplo simultáneo de descentralización y de coordinación, dibujan una identidad compartida y una comunidad simbólica de pertenencia.

El movimiento antiglobalización tuvo en su fase de ascenso en el punto de mira a las instituciones internacionales, OMC, BM y FMI y las firmas multinacionales. Después, con el inicio de la “guerra gobal contra el terrorismo” proclamada por Bus hijo, la critica a la guerra y a la dominación imperialista adquirieron centralidad. El movimiento actual coloca en el eje de la crítica a una clase política, cuya complicidad y servidumbre ante los poderes económicos ha quedado más expuesta que nunca. “No somos mercancías en manos de políticos y banqueros” rezaba uno de los eslóganes principales del 15M. Se enlaza así la crítica frontal a la clase política y a la política profesional y la crítica, no siempre bien articulada y coherente, al actual modelo económico y a los poderes financieros. “¿Capitalismo? Game over”.

Hacia el futuro

El futuro del movimiento iniciado el 15M es imprevisible. A corto plazo el primer reto es seguir ampliando las acampadas en curso, ponerlas en marcha en las ciudades donde todavía no hay y conseguir que, por lo menos, continúen hasta el domingo 22. A nadie se le escapa que las jornadas del 21, día de reflexión, y del día 22, día de las elecciones, van a ser decisivas. En estos dos días la masificación de las acampadas es fundamental.

Es necesario también plantearse nuevas fechas de movilización, en la estela del 15M, para seguir manteniendo el pulso. El reto principal es mantener esta dinámica simultánea de expansión y radicalización de la protesta que hemos vivido los últimos días. Y, en el caso específico de Catalunya, buscar sinergias entre la radicalidad y las ansias de cambio de sistema expresados el 15M y en las acampadas, con las luchas contra los recortes sociales, en particular en sanidad y educación. La acampada de Plaza Catalunya se ha convertido ya en un punto de encuentro, un poderoso imán, de muchos de los sectores en lucha más dinámicas. Se trata de convertirla en un punto de encuentro de las resistencias y las luchas, que permita tender puentes, facilitar diálogos, y propulsar con fuerza las movilizaciones futuras. Establecer alianzas entre las protestas en curso, entre los activistas no organizados, y el sindicalismo alternativo, el movimiento vecinal, los colectivos de barrio...es el gran desafío de los próximos días.

“La revolución empieza aquí...” coreabámos ayer en Plaza Catalunya. Bueno, al menos lo que comienza es un nuevo ciclo de luchas. De lo que no hay dudas ya es que, más de una década después del ascenso del movimiento antiglobalización y dos años después del estallido de la crisis, la protesta social ha vuelto para quedarse.




Precios de alimentos en discusión

FeTERA SEMANAL N° 588 23.05.11

Por Julio Gambina*

23.mayo 2011

Los ministros de agricultura de los países que integran el G20[1], y representantes de organismos multilaterales[2], se reunieron en Buenos Aires el 19 y 20 de mayo.

Protagonizaron el debate a puertas cerradas, lo que en sí mismo es discutible y condenable, entre otros, Bruno Le Maire (Ministro de agricultura de Francia); Ken Ash, (directorio de comercio y Agricultura de la OCDE.); Jorge Mayer (UNCTAD); Patricia Pollard (Tesoro de EE.UU.); Michel Houdebine (Ministerio de Finanzas de Francia); Brendan Bayley (Representante de Inglaterra en Commodities); David Hallam (FAO); Vera Songwe y Michel Kerk (Banco Mundial); Luiz Pereira Da Silva (Vicepresidente de Banco Central de Brasil); José Manuel Silva Rodríguez (Director de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural de la Unión Europea); e Hiroshi Nakaso (Banco de Japón). Por Argentina encabezó Amado Boudou, Ministro de Economía, Julián Domínguez, Ministro de agricultura, y otros funcionarios vinculados al sector agrario.

El asunto en discusión se concentró en la volatilidad y precios de las materias primas, especialmente los alimentos. El encuentro fue preparatorio de la cumbre de ministros de economía y finanzas que anteceden a la reunión de jefes de Estado en Noviembre. Se propusieron discutir sobre el ciclo productivo agrícola, la oferta y la demanda, como la regulación de los mercados financieros asociados con la especulación en alimentos. Los países centrales abogan por controlar y limitar el ascenso de los precios, mientras que los países productores pretenden mantener el ciclo favorable en la coyuntura de los términos de intercambio. Argentina, país anfitrión resultó una de las voces de mayor presión en este sentido, junto a Brasil y otros que se verían afectados en sus ingresos por exportaciones si bajaran los precios internacionales de sus producciones. La argumentación de estos países, más que limitar los precios, aboga por un incremento de la producción agraria en función del incremento de la demanda mundial, precisamente en el sur del mundo. El razonamiento es a la baja de los precios vía aumento de la oferta y no a la regulación, cuerpo de ideas que sintonizan con la hegemonía liberalizadora en el pensamiento económico mayoritario.

Revolución agraria y hambre en el mundo

El fenómeno en discusión es la volatilidad de los precios de las comodities, aunque la esencia del problema alude al modelo productivo y de desarrollo contemporáneo, pues al tiempo que se procesa una revolución agraria de nuevo tipo, que en la Argentina supone una cosecha récord de 100 millones de toneladas, la realidad es el mantenimiento alarmante del hambre y la miseria a escala mundial. Según la FAO son 1.020 millones los hambrientos del mundo a fines del 2009, y recientemente el Banco Mundial denunció 44 millones de nuevos empobrecidos a comienzos del 2011 derivado del crecimiento de los precios internacionales de la alimentación. Tanto la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el G20, advirtieron este año sobre los "riesgos de motines" por el hambre. El ministro francés de Agricultura, Bruno Le Maire, coincidió con Jacques Diouf, director general de la FAO al señalar que "Existe un riesgo real de motines por hambre".

En rigor, existen países demandantes de alimentos y preocupados por el encarecimiento, que afecta la calidad de vida de los sectores sociales más desprotegidos y vulnerables. China y la India, donde reside el 33% de la población mundial, con grandes bolsones de pobres y hambrientos, son grandes compradores de alimentos y demandantes de recursos naturales, que en la coyuntura se encuentran favorecidos por la expansión de sus economías. La liquidez generada por sus exportaciones les permite, por ahora, hacer frente a precios en alza que intentan morigerar invirtiendo en el ciclo productivo, comprando tierras y participando en la producción y distribución, especialmente China. Es un proceso verificable y creciente en la región latinoamericana. Egipto encendió la mecha de las rebeliones en los países árabes, precisamente por el incremento del precio del trigo, la harina y el pan. Cuba estimula una renovación de su modelo económico en el plano agrario para sustituir importaciones alimentarias. Haití desarmó su producción arrocera por importaciones baratas en tiempos de auge neoliberal, sufriendo ahora las consecuencias del desarme productivo local, algo a tener en cuenta en todo territorio. Estos países son un ejemplo, en Asia, África o América Latina, de un impacto diferenciado por el encarecimiento de los alimentos. Distinto ocurre en los países productores que pretenden ser favorecidos por la elevada demanda de la producción y el crecimiento de los precios. Es el caso de los países del Mercosur, el reinado de la soja transgénica. No solo es una cuestión de balance comercial favorable, sino de crecientes recursos fiscales necesarios para políticas sociales y de cancelación de la deuda externa pública. En definitiva, los alimentos incentivan el proceso inflacionario a escala global.

Pero no es solo un tema de oferta y demanda de alimentos. Influye en la escalada de precios la situación de crisis mundial de la economía capitalista, con fortísimo déficit fiscal de EEUU y un endeudamiento externo público del 100% del PBI estadounidense, que afecta a su moneda y a las relaciones del país hegemónico con el resto del mundo. Hay volatilidad de precios de los alimentos, pero en un marco de crisis fenomenal del capitalismo y especialmente de EEUU, aunque también de Europa y Japón. Los principales países capitalistas sienten en carne propia los efectos de una prolongada y profunda crisis que no encuentra final en el corto plazo, sino a costa de un gigantesco ajuste sobre los trabajadores y sectores sociales más vulnerables y desfavorecidos en sus países. La respuesta estadounidense, de desvalorización del dólar estimula inversiones especulativas en las comodities, alimentos, minerales, etc. A todo ello debe agregarse la crisis energética que desvía producción agraria para la generación de biocombustibles, potenciando la escasez relativa de alimentos.

La situación es de encerrona, ya que existe hambre en el mundo, al tiempo que se incrementa la capacidad de producir alimentos, de derivar producción agraria a la generación de energía, al tiempo que se estimula la especulación financiera con esa producción material como soporte. El problema es el modelo de acumulación de capitales resultante de la liberalización de las economías que viene ocurriendo desde hace más de tres décadas. La presión de los capitales hegemónicos, transnacionales, apunta a la liberalización de los mercados para resolver la ecuación central del capital, la ganancia y sus consecuencias en acrecentamiento de la riqueza y la dominación, el poder. El modelo productivo contemporáneo tiene gran capacidad para generar riqueza concentrada, siendo su contrapartida el hambre y el empobrecimiento.

No es una cuestión de contabilidad nacional, de países beneficiados o perjudicados según sean vendedores o compradores de alimentos, sino que se trata de un problema civilizatorio que discute la calidad y soberanía alimentaria de la población mundial. Es un tema a discutir por la sociedad en su conjunto y no es un dato alentador el carácter de debate a “puertas cerradas que escamotea las argumentaciones.

¿Qué acordaron en el seminario?

Muy poco es lo que puede esperarse de una discusión que no sale de la lógica del modelo productivo liberalizador predominante en la institucionalidad nacional y global presente en el cónclave. No hubo acuerdo con la aplicación de topes a los precios, tal como sugería en la previa el gobierno francés. El tema seguirá en un nuevo encuentro, en París entre el 21 y 23 de junio próximo. Los protagonistas hicieron votos de fe contra el “proteccionismo” que supone limitar precios, y abogaron por la “libertad de mercado”, cuyas consecuencias conocemos sobradamente, especialmente en su efecto negativo hacia los sectores sociales de menores recursos.

Las autoridades argentinas enfatizaron la necesidad de estimular la oferta de alimentos, que motivó al ministro de agricultura de la Argentina señalar que entre Paraguay, Uruguay, Brasil y Argentina se producen “300 millones de toneladas, y estamos en condiciones de garantizar la alimentación a 1200 millones de personas del planeta”, habilitando una discusión sobre la distribución de esa riqueza social, ya que resulta discutible el “nosotros” de la invocación ministerial. ¿Quién es el dueño de la producción de alimentos en los países del Mercosur? ¿Quién se apropia de la renta agraria en nuestros países? ¿Cuánto queda como recurso fiscal contra ganancias netas de inversores y propietarios? ¿Cuánto se apropia los dueños de la tecnología necesaria para asegurar el ciclo productivo y de transporte y distribución? Es cierto que buena parte de la argumentación contraponía la producción a la especulación financiera, pero es necesario también discutir los beneficiaros perjudicados del modelo de producción y distribución, más allá de la lógica condenable de la especulación con alimentos.

En este sentido, el ministro francés dijo que "el mercado financiero de agricultura tiene una dimensión 15 veces mayor al mercado de bienes físicos. El 90% del mercado en Chicago está compuesto de jugadores que son fondos especulativos, que no tiene nada que ver con los mercados agrícolas. Estos son los desafíos en especulación financiera", por lo que se impone la regulación. En el cierre del encuentro, Boudou destacó que el “foco del análisis estuvo puesto en disminuir la volatilidad de los precios”, de regular los mercados financieros y derivados, además de incrementar la oferta de alimentos a través de la transferencia de tecnología y del aumento de la frontera agrícola, para darle sustentabilidad a largo plazo, destacando que "el peor perjuicio es la volatilidad en el mercado de comodities, y no la suba de los precios", convocando a estudiar los “vínculos economía real y de los mercados financieros" y lograr una "solución para evitar lo que pasó con las hipotecas (de baja calidad) de los Estados Unidos. Si no regulamos los mercados de derivados, podría pasar lo que pasó con la burbuja hipotecaria”.

En síntesis, en la reunión se decidió estimular la inversión en agricultura para aumentar la oferta; lograr la transparencia en los mercados agrícolas con mayor información, para que haya menos especulación; el diseño de mecanismos de acción para sortear una crisis alimentaria; darle un tratamiento a la volatilidad de precios; y, por último, se insistió en la necesidad de regular, sí, los mercados financieros asociados a la volatilidad en el precio de comodities. Los acuerdos son formulaciones genéricas, diplomáticas, para frenar los debates previos asociados al establecimiento de precios límites y sin mucha capacidad para ser instrumentados en el corto plazo.

Por un lado se puede constatar que cada país termina impulsando la política nacional más funcional a su ciclo político y social, pero por otro, existe gran incertidumbre en el sistema mundial, por las dificultades no resueltas en los principales países. Hay que destacar en este sentido la crisis fiscal y de endeudamiento de EEUU, la crisis europea, no solo de la periferia griega, portuguesa o española, sino de los bancos acreedores (alemanes y franceses) de una gigantesca e impagable deuda pública en esos países con problemas. A todo ello adicionemos las incertidumbres generadas en el FMI, articulador en el último tiempo de propuestas de salvataje, ajuste mediante, y que ahora entren en estado de zozobra por la acefalia de liderazgo derivada de la renuncia de Dominique Strauss Kahn por el escándalo de su conducta delictiva.

Las asignaturas pendientes

El carácter cerrado de las reuniones quita transparencia al debate de un tema de interés global. Hace falta democratizar la discusión sobre la cuestión alimentaria, especialmente cuando involucra a millones de insatisfechos en todo el mundo.

Lo que debe discutirse es el modelo productivo, no solo la distribución de la riqueza alimentaria. La inteligencia humana potencia la capacidad de producción y reproducción de la vida, sin embargo, el resultado del orden capitalista define la apropiación privada de esa revolución productiva en muy pocas manos, las corporaciones transnacionales de la alimentación y la biotecnología.

No se trata solo de “volatilidad” en los precios de las comodities, ni siquiera de expansión de la frontera agrícola, sino de resolver la situación en términos de soberanía alimentaria, lo que supone discutir la tierra, el agua, los bienes comunes o naturales y el orden social, para privilegiar la calidad de vida de toda la población y no solo el beneficio capitalista, el de los inversores, locales o globales.

*Director Académico del Centro de Estudios de la Federación Judicial Argentina (CEFJA) y Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (FISyP)

[1] Unión Europea, Estados unidos, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia, Francia y Rusia, Corea del Sur, Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, Arabia Saudita, Sudáfrica y Turquía.

[2] Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial (BM), de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), de la OCDE, FAO, ONU y OEA.

Rigane se reunió en General Pico, General Acha y Santa Rosa, en La Pampa

FeTERA SEMANAL N° 588 23.05.11

Es necesario romper el cerco informativo

El Secretario Adjunto de CTA Nacional y Secretario General de FeTERA, José Rigane, participó el jueves 19 de mayo, de un plenario en General Pico, el 20 en General Acha y el 21 en Santa Rosa, con vistas al “paro nacional”, convocado por la Central para el 8 de junio/11.


José Rigane, miembro de la mesa de conducción de CTA Nacional, en la asamblea realizada en General Pico, puntualizó que la jornada de movilización y paro nacional prevista para el 8 de junio, se promueve en el marco de las “Mil Marchas de los Jubilados” en reclamo de sus haberes y bajo la consigna “El Hambre es un Crimen”, denunciando la desnutrición y la mortalidad infantil.

Así también, contextualizó la situación actual de la clase trabajadora en el mundo y en el país y rescató la necesidad de que “la lucha vaya detrás de reclamos estratégicos”.

Durante la discusión se resaltó la necesidad de la información, como medio fundamental, para acercar a más compañeros a las luchas que se emprenden; la formación de la militancia para poder fomentar el debate político y pensar acciones estratégicas que permitan avanzar hacia una construcción de poder propio, que supere las luchas por las reivindicaciones coyunturales, y específicamente para el 8 de junio, la suma de otras consignas que se consideren pertinentes.

En lo que tiene que ver con el sector privado, se debatieron las dificultades y la importancia de llevar adelante propuestas de organización.

La CTA convoca a hacerse cargo del conflicto social

En Santa Rosa, se tomó la decisión de convocar a los sectores estatales, privados, estudiantes a concentrar el 8 de junio en la Plaza San Martín con las consignas propuestas a nivel nacional pero también con consignas locales.

En esta ciudad, el dirigente nacional, José Rigane, mostró su satisfacción ante la realización de asambleas en todo el país, para “discutir y poner a punto el 8 de junio” y agregó que “va a ser una jornada significativa porque los problemas en Argentina existen, son evidentes, pero hay una política del lado gubernamental que trata de mostrar que los problemas no están”.

Expresó su indignación porque en “Toay existe un grupo de familias en la calle, porque no les han pagado, ni han reconocido su trabajo, en una escuela que la apuran porque viene la presidenta a inaugurarla”.

En el mismo contexto, señaló que en la localidad de General Acha, existen “muchísimos trabajadores precarizados, bajo la Ley 2343, monotributistas, que no tienen trabajo estable” y resaltó que es “el Estado, el primero en dar trabajo inestable, sin cobertura social”.

Pidió “llegar al 8 de junio con toda la fortaleza, con toda la decisión y convicción de que la Argentina que transitamos no es la que nos quieren decir desde el discurso oficial, ni tampoco de aquellos que impulsan el pacto social en el mejor de los mundos. “Una política que no convoca a hacer los cambios que necesitan los trabajadores.”

“La CTA convoca a hacerse cargo del conflicto social, asumimos la responsabilidad en la lucha por la representación de la clase y el movimiento obrero”, agregó el dirigente.

Romper el cerco informativo

El histórico dirigente de Luz y Fuerza Mar del Plata y actual secretario General de la FeTERA llamó a "romper el cerco informativo" e instó a utilizar todos los medios al alcance de los trabajadores para mostrar la "otra realidad", la "realidad del hambre, de la mitad de los trabajadores en negro, la de nuestros viejos desplazados y empobrecidos que son un ejemplo de lucha cada miércoles".

Desde la CTA "rompimos el cerco informativo con la web, luego de que Yasky se quedara con las claves del sitio de la Agencia de la Central, abriendo nuestra propia Agencia de Noticias", añadió.

Finalizó expresando la necesidad de “avanzar en la construcción de los instrumentos que ayuden a resolver problemas del campo popular, es decir, la iniciativa hacia una Constituyente Social en la Argentina.

En General Pico, estuvieron presentes, entre otros, militantes de Luz y Fuerza-La Pampa, ATE, Asamblea Permanente por los Derechos de la Niñez, MTL, MTD, Agrupación ”Carlos Fuentealba” (en UTELPa), estudiantes universitarios de Gral. Pico y Santa Rosa.

En Santa Rosa, la asamblea se realizó en la sede del Sindicato de Luz y Fuerza La Pampa, y contó con la presencia de militantes de CTA, del Movimiento Territorial de Liberación, estudiantes, trabajadores de la CoopePLUS (del relleno sanitario) y de ATE.

(Fuente: Plan B 20.05.11)